En el tercer trimestre de 2015, el PIB de la Eurozona creció un 0,3% trimestral, lo que supone una leve desaceleración, de una décima, frente al registro del segundo trimestre (en tasa interanual el crecimiento se situó en el 1,6% por segundo trimestre consecutivo). Por países, se observa que gran parte de los integrantes de la moneda única mostraron también una desaceleración de su actividad económica. Sin embargo, los ritmos de crecimiento por países son claramente desiguales. Mientras países como España, Letonia, Malta o Eslovaquia mostraron tasas intertrimestrales en torno al 1%, otros países, como Estonia, Grecia o Finlandia registraron caídas trimestrales del PIB.

En la Eurozona, en términos intertrimestrales, la demanda interna mostró un mayor dinamismo en el tercer trimestre, como consecuencia del repunte, en mayor o menor medida, del consumo de las familias, del consumo público.

En cambio, la fuerte desaceleración de las exportaciones, junto con el mantenimiento del dinamismo de las importaciones, ha dado lugar a que la aportación del sector exterior al crecimiento del PIB haya sido negativa, de 0,3 puntos porcentuales, en el tercer trimestre.

Para el último trimestre de 2015, los indicadores disponibles apuntan a una continuación del proceso de recuperación económica, con un crecimiento trimestral del PIB que incluso podría acelerarse levemente en la recta final del año.

Con esta evolución del PIB a lo largo de 2015, existe un amplio consenso entre los principales organismos internacionales sobre la cifra de crecimiento económico para este año. Así, la mayor parte de ellos (FMI, OCDE y BCE), coinciden en que el PIB crecerá un 1,5% en 2015. Solo la Comisión Europea estima que esta cifra será algo superior, del 1,6%. Para 2016 y 2017, se espera que el proceso de recuperación continúe, y tampoco existen grandes diferencias entre las diversas previsiones. Así, el BCE estima que el PIB crecerá un 1,7% en 2016 y un 1,9% en 2017.

Según el BCE, existe una serie de factores favorables que continuarán apoyando la recuperación económica, impulsada por la demanda interna, en 2016 y 2017. Entre estos factores destacan: la política monetaria expansiva del BCE; los bajos niveles del precio del petróleo; una ligera relajación de la política fiscal y la mejora del mercado laboral. Las exportaciones podrían seguir beneficiándose de la depreciación del tipo de cambio, pero al mismo tiempo este efecto se ve contrarrestado por la desaceleración de las economías emergentes.

El proceso de recuperación de la economía de la Eurozona está favoreciendo la reactivación del mercado laboral. De hecho, el BCE, prevé que el empleo aumente un 1,0% anual tanto en 2015 como en 2016 y 2017, frente al 0,6% registrado en 2014. Mientras, la tasa de paro sigue descendiendo gradualmente, hasta situarse en el 10,7% en octubre, el valor más bajo desde principios de 2012. Según las previsiones del BCE,  la tasa de paro pasará de un 11,6% en 2014 a un 11,0% en 2015, un 10,5% en 2016 y un 10,1% en 2017.

En materia de inflación, según las primeras estimaciones de Eurostat, en noviembre, la inflación se situó en el 0,1%, el mismo valor que en octubre. Las previsiones del BCE indican que la inflación media anual será también del 0,1% en 2015 y mostrará una tendencia creciente en 2016 y en 2017, con un 1,0% y un 1,6%, respectivamente.