En situaciones como la actual en que hay muchas personas con dificultades para acceder al mercado de trabajo, se hace especialmente necesario trabajar conquienes lo tienen más difícil. En este sentido, los datos de Canarias, presentan un panorama preocupante dentro del ya difícil mapa existente a nivel estatal. El desempleo ha ganado peso como explicación de la pobreza severa y la exclusión social. Todo esto en un contexto de insularidad, como un factor que limita la movilidad geográfica, así como con la dependencia de nuestra economía del sector terciario.

Es por ello, por lo que Cruz Roja plantea a la ciudadanía y muy especialmente al tejido empresarial, el reto de mejorar las condiciones de vida de las personas socialmente más vulnerables, una mejora que no es posible sin el acceso a un empleo estable en condiciones de igualdad y no discriminación.

Queremos un futuro en el que otro mundo sea posible, asumiendo el compromiso de plantear las alternativas necesarias para que pueda suceder.

Conviene recordar que nuestro mundo es diverso, que ninguna persona es igual a otra, y si bien la idea de diversidad se asocia con la llamada diversidad cultural, hay otros elementos conformantes de la misma como son la edad y el género. Las empresas deben ser un reflejo de esa diversidad en la conformación de sus plantillas.

Sabemos que las soluciones no son definitivas ni absolutas. Tampoco pretendemos la recopilación de soluciones, sino aportar un conjunto de reflexiones sin respuestas cerradas que apunten posibles caminos a recorrer y que pueden dar lugar a nuevas preguntas.

Por todo lo anterior, manifestamos que resulta necesario:

  • Avanzar hacia una sociedad responsable y solidaria a través del diálogo y el intercambio de experiencias reales que permita a las personas en riesgo de exclusión ser parte activa de nuestra sociedad, reduciendo el peso de los estereotipos, prejuicios y de la infravaloración social.
  • Trabajar de forma integral en la mejora de las condiciones de vida de las personas socialmente más vulnerables, lo que requiere una implicación activa de las empresas (Reto Empresarial) y de todos los actores del mercado de trabajo y de la ciudadanía (Reto Social), tratando de considerar todas las sensibilidades que se ponen en juego.
  • Aceptar que solo mediante el diálogo y la implicación activa anteriormente aludidos, se puede lograr de una manera real y efectiva la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, así como superar la discriminación por razón de género.
  • Creer en las capacidades y no en los estereotipos como instrumentos de inserción laboral e inclusión social.
  • Identificar a través de un proceso dialéctico y creativo, las barreras que las empresas pueden asociar a la contratación de estas personas, descubriendo distintas formas con las que poder responder a las preguntas que nos hacemos cuando hablamos de inclusión laboral, así como encontrar soluciones que nos permitan eliminar los obstáculos que puedan aparecer.

Para que la idea de una sociedad diversa y plural funcione, la misma debe ser compartida y aceptada por todos los colectivos implicados: trabajadores, empresas y clientes, logrando sinergias libres de ideas preconcebidas.