A pesar del contexto de elevada incertidumbre que está caracterizando el entorno exterior y también el ámbito nacional, la economía española mantuvo un ritmo de crecimiento elevado en el segundo trimestre. Así lo confirman las primeras estimaciones del PIB realizadas tanto por el Banco de España (0,7% en tasa trimestral), como por la Autoridad Fiscal Independiente (0,75% en tasa trimestral), y también por CEOE, que está en la misma línea.

La fortaleza que mantiene el consumo privado y, en menor medida, la inversión de bienes de equipo explica el vigor de la demanda interna, que se ve respaldada por las favorables condiciones financieras, la contención de precios y costes y también la notable creación de empleo, que se consolida con un dato muy positivo de afiliación a la Seguridad Social en junio.

Con la inflación en tasas negativas y un superávit exterior, que prácticamente se mantiene estable en los últimos, doce meses, el foco de atención en términos macroeconómicos es el déficit público. Tras las evaluaciones de la Comisión Europea (CE) sobre la situación presupuestaria de España, ésta ha concluido que España no tomó medidas eficaces para el cumplimiento de los compromisos de déficit asumidos para 2014 y 2015.

Las estimaciones para el segundo trimestre apuntan un crecimiento de la economía española elevado (0,7%), si bien algo inferior al registrado en el primer trimestre. Esta ligera desaceleración del crecimiento entra dentro del escenario de previsión estimado para 2016, donde la economía irá registrando una suave ralentización de su ritmo de avance, compatible con un crecimiento robusto para el conjunto del año (2,9% según las estimaciones de CEOE). Esta evolución obedece al agotamiento de algunos de los factores de impulso que han apoyado el crecimiento los últimos trimestres como la rebaja fiscal o el precio del petróleo, a lo que se une un contexto exterior de mayor incertidumbre.

El dinamismo de la economía en el segundo trimestre ha continuado apoyado en el consumo privado, la inversión en equipo y en las exportaciones. Respecto al primero, la favorable evolución del empleo, junto con una inflación negativa y la mejora de las condiciones de financiación, han contribuido al aumento de la renta disponible y a la capacidad de compra de los hogares, a lo que se ha sumado una mejora de las expectativas del consumidor, tras el fuerte deterioro del primer trimestre. También la inversión empresarial ha continuado aportando crecimiento en el segundo trimestre, si bien a un ritmo más moderado que en los trimestres previos y las exportaciones han mostrado un mayor avance, sobre todo las destinadas a la UE.

Por otra parte, en un contexto de mejora de la accesibilidad y condiciones de crédito, las compra-ventas de vivienda han registrado un elevado dinamismo en el segundo trimestre, aunque tanto los indicadores de confianza como de actividad del sector constructor siguen mostrando una tendencia negativa.

La nota más positiva viene de los indicadores del sector turístico, donde las cifras de pernoctaciones, de entrada de visitantes o de gasto por turista hasta mayo avanzan a ritmos elevados con respecto a los positivos datos del mismo periodo del año anterior, lo que anticipa una muy favorable temporada estival en 2016.