La Unión Europea continua sumida en la incertidumbre, de por un lado gestionar el resultado a favor del abandono de la UE y, por otro, revitalizar el proyecto europeo en un contexto marcado por la atonía en el plano económico y el auge del populismo en el plano político.

Esta necesidad de impulsar el proyecto europeo reside en palabras del presidente de la Comisión, en la necesidad de superar la crisis existencial en la que se encuentra la UE, debido a la cada vez mayor presencia de países miembros con posicionamientos contradictorios entre sí e incluso abiertamente contrarios a la integración europea, y también a la debilidad y falta de resultados de las Instituciones europeas.

Por ello, desde las organizaciones empresariales pedimos soluciones efectivas con la vista puesta en el restablecimiento de la unidad de acción a favor de la estabilidad, la competitividad, la inversión y el crecimiento inclusivo.

En cuanto a las negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea, señalamos que las mismas deberían guiarse por los principios de espíritu de colaboración y lealtad mutua; mitigar los efectos negativos que habrá para ambas partes; alcanzar soluciones factibles en un periodo razonable y preservar la total integridad del mercado único europeo.

Un proceso negociador en el que Canarias se juega mucho por el impacto que el turismo británico tiene en nuestra economía, en torno al 30% de los turistas proceden de Reino Unido, y es que desde que se conociera el resultado del referéndum británico la libra se ha depreciado en torno al 11% respecto al euro y esto puede afectar, tal y como ya hemos adelantado desde esta Confederación a la campaña de verano de 2017, pudiendo suponer que 150.000 británicos dejen de visitar nuestras islas. Estas previsiones además, están en línea con lo que recientemente publicó BBVA Research en el que se estima que el Brexit reduzca en un 0,5% nuestro PIB para 2017.